Con pocos años la persona ya sabe qué es padecer, porque ya ha padecido, pero apenas sabe que también padecen otros seres, pues verlo sin sentirlo no es saberlo, y el niño que no imagina lo que sufren los demás, no conoce otros males que los suyos.
El hombre en busca de sentido
Fundamentalmente, pues, cualquier persona podía, incluso bajo tales condiciones, decidir lo que sería de ella —mental y espiritualmente—, pues aún en un campo de concentración se puede conservar la dignidad humana.