mundo asomado II

Es emocionante vivir todo lo que se genera alrededor de las ocho de la tarde en mi calle.

Ventanas
Creación de Freya

El sentimiento de pertenencia que ha nacido no lo he experimentado en treinta años viviendo en el mismo piso. Poco a poco, hemos puesto nombre a la abuelita del quinto que vive enfrente, a los tres gatos del cuarenta y cuatro, al padre y el hijo que salen a pasarse la pelota en dos metros de terraza, a la pareja de argentinos con los que mi padre se toma una cerveza balcón con balcón… según vamos saliendo a aplaudir, es como si pensáramos: “ya estamos todos, seguimos bien”.

La siguiente anécdota personal es muy sencilla, y es que, mi abuela de noventa y un años está pasando sola el confinamiento. Hablamos con ella a diario, pero su vecino, Manuel, el cual le hace la compra, lleva los medicamentos y está siempre pendiente de ella, también ha hecho lo que mi Elis ha considerado un milagro: ¡su primera videollamada con sus hijas y sus nietos!, fue un momento emotivo, lloró de alegría al vernos y poder hablar con todos a la vez, y eso fue posible gracias a este vecino, que prácticamente no conocía a mi abuela pero que en esta cuarentena la está acompañando como si fuera la suya.

Freya (Abril 2020)