A las ocho de la tarde, cuando todos salimos a la ventana y hacemos oír nuestros aplausos, estamos mostrando aprobación y entusiasmo.
El trabajo de los profesionales suscita hoy estas emociones colectivas. Pero las personas que ejercen la sanidad merecen sobre todo gratitud: un sentimiento que ha de ser duradero y profundo. Una emoción que parte del reconocimiento de la bondad, nos enlaza con el que nos ayuda y nos impulsa a las mejores acciones porque si agradecemos, nos obligamos a corresponder.
Hoy la aprobación y el entusiasmo se materializan en aplauso, la gratitud tiene que concretarse en cuidar, en prestar atención a las necesidades de esas personas que trabajan para nuestra salud.
Del lat. gratitūdo.
1. f. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.